No hay nada más inspirador para nosotras que escuchar los testimonios de mujeres afganas que, con valentía y esperanza, han reconstruido sus vidas lejos de su país de origen. Historias como la de Mehr Afza Ahmadi nos recuerdan por qué seguimos adelante: porque cada esfuerzo cuenta, y cada vida que logramos acompañar representa una victoria frente al miedo y la injusticia.
Desde Netwomening, seguimos comprometidas con la defensa de los derechos humanos y el acompañamiento de las mujeres afganas en su proceso de integración y empoderamiento. Nos emociona ver cómo, poco a poco, recuperan sus sueños, avanzan con determinación y abren caminos para ellas y sus familias.
A continuación, te invitamos a leer el conmovedor testimonio de Mehr Afza Ahmadi, una mujer afgana cuya historia de lucha, coraje y esperanza nos inspira profundamente.
Testimonio de Mehr afza Ahmadi
«Soy Mehr afza Ahmadi, tengo 35 años, soy una mujer afgana que desde 2021 resido en Madrid, España. Vivo con mi familia, mis cuatro hijos y mi marido.
Cuando llegaron los talibanes a Afganistán, tuvimos mucho miedo, pensábamos todo el rato sobre los limites de los talibanes, porque sabíamos que iban a prohibir muchas cosas a las mujeres, era muy duro aún imaginarlo. No teníamos ninguna opción, no teníamos a nadie fuera de Afganistán que pudiese ayudarnos para salir de allí, estuvimos muy preocupados, asustados y tristes.
De repente, dentro de tanta desesperanza, nos acordamos de que la fundadora del colegio de mis hijos era una fundación española, conseguimos su contacto.
Mi hija mayor le escribió una carta escrita en ingles a la fundación pidiéndoles ayuda para salir de Afganistán. Al principio, nos dijeron que no podían ayudarnos desde la fundación, no tenían ese poder. Pero, como que era la única opción que teníamos, les insistimos. Luego, dijeron que no podían salvar a toda la familia, sino solo a mis dos hijas. Yo había aceptado eso también, porque sabia todo lo que iba a pasar y lo que iban a hacer los talibanes con las chicas jóvenes y mujeres, porque ya había vivido una época de los talibanes. Mis hijas no querían salir solas del país. Mi hija mayor ese tiempo tenía 17 años y la pequeña 9 años. Otra vez, seguimos insistiéndole a la fundación.
Al final, el día 24 de agosto, alrededor de las 11:30 o12:00 de la noche, mi hija recibió varios mensajes y llamadas. Nos dieron cinco minutos para salir de nuestra casa y irnos hacia el aeropuerto. No teníamos tiempo, era la única opción que teníamos y no queríamos perderla. Cogimos un par de ropas en una mochila para seis personas. Cerramos la puerta de nuestra casa, dejamos la llave allí y no miramos más atrás.
No era una decisión nada fácil, dejamos todas nuestras cosas en esa casa, todos nuestros recuerdos, nuestro pasado. Porque queríamos tener un buen futuro, yo quería que mis hijos estudien, tengan éxitos, vean el mundo y que disfruten de esta única vida.
Por tanto, salimos de casa, cogimos un taxi, fuimos hacia el aeropuerto. En el camino del aeropuerto, vimos a los talibanes por la ventana del taxi, mis hijas y yo llevábamos vestidos muy largos. Vimos a miles y miles de personas, familias alrededor del aeropuerto que querían salir de allí. Entrar al aeropuerto no fue fácil, después de cinco o seis horas, a las 5:00 de la mañana conseguimos entrar al aeropuerto.
Pasamos el día en el aeropuerto llamando a nuestros familiares para avisarles que estuvimos dejando el país. Eso tampoco fue fácil, dejar a tus seres queridos atrás, alejarte de ellos sin haber podido despedirte…
El mismo día por la noche muy tarde, se aterrizó un avión militar, para abarcarnos.
Subimos al avión, y después de ese vuelo, hubo una explosión de bomba en el aeropuerto, que causó la muerte de miles y miles de personas.
Llegamos a Madrid el 26 de agosto, desde el aeropuerto nos llevaron directamente a un centro refugiado, CAR de Alcobendas. Llegamos al centro muy cansados y perdidos…
Teníamos una sensación muy rara, a la vez estuvimos contentos por haber salvado nuestras vidas, por otro lado, tristes por haber dejado todo atrás, por la situación de Afganistán y nuestros familiares que seguían allí.
Empezar nuestra vida aquí tampoco ha sido fácil. Al principio, no podíamos ni comunicarnos con la gente por el idioma. Todo era nuevo para mi y toda mi familia, la genta, la cultura, el idioma, la sociedad, las normas…
Ya que habíamos llegado a un país seguro, queríamos avanzar y hacer una buena vida aquí. Mis hijos empezaron los estudios aquí. Mi marido y yo empezamos las clases de idioma. Luego, Mi marido después de muy poco tiempo consiguió un trabajo. Durante dos años estuvimos en CAR.
Ahora, estamos en nuestra casa, mis hijos siguen estudiando, que eso era mi sueño. Y yo sigo teniendo mis clases de idioma, he hecho varios cursos de formación, como, costura y ayudante de cocina. También, recientemente, he abierto un canal en YouTube (Cocina de Mehr آشپزخانه مهر), en el que subo videos de cómo hacer las comidas típicas de Afganistán, mi idea es subir videos de comidas españolas también ya que he aprendido hacerlas durante mis cursos de formación.
Mi familia y yo estamos contentos y muy agradecidos. Intentamos mejorar cada día en todos los aspectos. En España nos hemos encontrado con gente maravillosa, como, todas las voluntarias en Netwomening, mis queridas madrinas y muchas otras personas, que siempre han estado a mi lado para apoyarme emocional y socialmente.
Espero que llegue algún día que haya paz en todas partes del mundo, no solo en Afganistán y que todos/as tengamos nuestros derechos y la oportunidad de disfrutar de todo lo que tenemos.»
