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Netwomening y Amnistía Internacional reúnen a mujeres líderes afganas, iraníes y españolas, para hablar sobre el Apartheid de género

El pasado 28 de marzo, Netwomening y Amnistía Internacional organizaron un coloquio para hablar sobre el Apartheid de género en Afganistán y la situación de las mujeres afganas.

El evento se celebró en Impact Hub Alameda, en Madrid, y reunió a mujeres excepcionales para debatir sobre derechos, resiliencia y los terribles retos a los que se enfrentan las mujeres afganas. Intervinieron Khadija Amin, periodista afgana y miembro de la red Netwomening, Nilufar Saberi, activista iraní del movimiento “Mujer, Vida y Libertad”, María López de la Usada, jurista y vicepresidenta de Netwomening, Beatriz Martos, responsable de campañas sobre derechos humanos de las mujeres de Amnistía Internacional España, así como Mariana Salomón, Coordinadora del equipo de Derechos Humanos de las Mujeres de Amnistía Internacional, como moderadora.

La mesa, marcada por un fuerte espíritu de sororidad y compromiso, dio comienzo con la presentación de Mariana Salomón, quien resaltó el papel crucial de las organizaciones de la sociedad civil en la defensa de los derechos humanos y subrayó la urgencia de abordar la situación de las mujeres en Afganistán.

La primera intervención estuvo a cargo de Beatriz Martos, quien presentó la petición de que el apartheid de género sea reconocido como un crimen de lesa humanidad. Explicó cómo las políticas extremas de segregación y opresión hacia las mujeres en Afganistán constituyen una violación sistemática de los derechos fundamentales de las mujeres afganas, a través no solo de prácticas sino también de leyes y resoluciones. Esto debe ser denunciado y perseguido a nivel internacional a fin de que se puedan ofrecer mecanismos efectivos de protección para las mujeres.

A continuación intervino Khadija Amin, periodista y activista afgana con una impactante historia sobre la lucha por la libertad de expresión y los derechos de las mujeres en su país de origen. Tras el regreso del régimen talibán Khadija tuvo que abandonar Afganistán debido a las restricciones laborales impuestas a las mujeres, también en los medios de comunicación; pero no deja de pensar ni un momento en las mujeres que siguen allí; no deja de intentar ayudar a cientos de mujeres. Khadija agradeció la posibilidad de hablar sobre las mujeres que siguen en Afganistán, dado que su situación está empeorando cada día y allí no tienen permitido hacer manifestaciones ni protestar de ninguna forma. Algunas mujeres a las que Khadija entrevistó han desaparecido; muchas de las mujeres que se manifestaron en 2022 han sido asesinadas. Ahora solo pueden enviar mensajes con la cara tapada. Las mujeres en Afganistán no tienen ningún derecho. Solo pueden dar a luz, es para lo único que las quieren los talibanes. Las niñas a partir de 6º grado tienen prohibido estudiar; es el único país del mundo donde a la mujer se le prohíbe por ley estudiar. Todo esto lleva a una falta total de esperanza, de futuro. Su testimonio dejó una huella profunda en las asistentes, ya que recordó la fragilidad de los derechos conquistados y la importancia de la solidaridad internacional para protegerlos.

María López de la Usada, en representación de Netwomening, incidió en la desprotección a nivel internacional de las mujeres, de las niñas y de los niños, y explicó cómo la ausencia de un reconocimiento específico del género y la edad como motivos de persecución en el sistema internacional de asilo genera una importante carencia legal que tiene consecuencias muy graves. Señaló que la Convención de Ginebra para personas refugiadas contempla la raza, la religión, la nacionalidad, las opiniones políticas y la pertenencia a un grupo social como motivos de persecución, pero no incluye ni el género, ni el sexo, ni la edad, a pesar de que es evidente que hay persecuciones por esas causas: en el caso de las niñas, por ejemplo, se les niega el derecho a la educación, y tanto niñas como niños están expuestos a matrimonios forzados, reclutamientos y otras formas de violencia extrema.

Como jurista, explicó el procedimiento previsto en el artículo 38 de la Ley de Asilo española, que permite solicitar el traslado a España para pedir protección internacional desde embajadas en terceros países. Actualmente muchas de las mujeres afganas a las que apoya Netwomening se encuentran en Irán y Pakistán. Advirtió que estas embajadas están absolutamente saturadas, y que, aunque el artículo contempla esta vía legal, hay mujeres que llevan esperando desde agosto de 2021 sin haber conseguido siquiera una cita.

Desde la asociación Netwomening, se trabaja con las mujeres con las que están en contacto para facilitar el acceso a las embajadas, dando visibilidad a aquellos casos más graves de persecución. Una vez que las mujeres llegan a España y solicitan asilo, están obteniendo resoluciones favorables en todos los casos, pero el problema está en lograr llegar: se han dado casos en que las embajadas han denegado el traslado a España a mujeres solicitantes del artículo 38 de la Ley de Asilo, lo que pone de manifiesto que el sistema no está reconociendo adecuadamente el riesgo que supone ser mujer en Afganistán bajo el régimen talibán.

Insistió en que esta situación no puede entenderse fuera del contexto del apartheid de género, en el que a las mujeres y niñas se les niegan sistemáticamente sus derechos por el mero hecho de serlo. También subrayó que el derecho de asilo no se agota en la concesión del estatus, sino que implica garantizar condiciones de vida dignas y en igualdad. Muchas de estas mujeres han sido evacuadas de forma abrupta, sin red social de apoyo, y se enfrentan a enormes barreras lingüísticas, culturales y económicas, también a la discriminación. El acceso a una vivienda digna y a un empleo es especialmente difícil, más aún para quienes llegan con niñas y niños pequeños. Desde Netwomening, además del acompañamiento emocional y cotidiano, se realiza también una labor de sensibilización, concienciación y de incidencia política, para abrir caminos reales a la inclusión.

Relató como ejemplo el caso de una jueza afgana que, tras haber arriesgado su vida en defensa de los derechos de las mujeres en su país, vivió en España una dolorosa experiencia que pone en evidencia el necesario camino para mejorar en igualdad y trato no discriminatorio hacia las mujeres: durante los trámites administrativos, se priorizó el testimonio de su esposo —quien había podido acceder al país por estar casado con ella, pero no era el solicitante principal de asilo—. Aunque este hecho puede parecer solo un detalle, para ella supuso una vivencia injusta que reproduce una lógica estructural: las mujeres, incluso cuando son las protagonistas de su propia lucha y de su protección, son relegadas una vez más a un segundo plano.

Nilufar Saberi, activista muy destacada en el movimiento «Mujer, Vida, Libertad» por los derechos de las mujeres iraníes, explicó que la causa de la persecución de las mujeres en países como Irán y Afganistán es el extremismo islamista, que nada tiene que ver con la religión musulmana ni con las situaciones de desigualdad que puedan darse aquí o en otros lugares del mundo. Nilufar defendió que es una forma ideológica extrema de sometimiento y represión de la mujer que en Europa no podemos imaginar, y que no admite comparación con otras realidades. Abordó la situación de las mujeres en Irán y destacó la valentía de aquellas que siguen luchando por su libertad pese a las duras represalias del gobierno. Su intervención sirvió como un recordatorio del poder de la movilización global y del papel crucial que desempeñan las redes de apoyo internacionales en la defensa de los derechos de la mujer.

La dura espera en Pakistán: el testimonio desgarrador de varias mujeres afganas que han esperado durante años para poder trasladarse a Europa como solicitantes de asilo, y que han llegado a España hace pocas semanas

Antes del coloquio con el público, se invitó a varias mujeres afganas asistentes a compartir su experiencia en Pakistán. En sus testimonios, relataron el riesgo que enfrentan en ese país mientras esperan poder venir a España a solicitar protección. Explicaron cómo muchas mujeres refugiadas en Pakistán viven en constante temor de ser deportadas y entregadas a los talibanes, por las durísimas leyes pakistaníes contra la migración y la dificultad de las mujeres afganas para conseguir asilo o visado, o poder trabajar. Situaciones críticas que hacen urgente la necesidad de medidas de protección efectivas por parte de la comunidad internacional. En concreto relataron:

  • Las enormes dificultades para obtener una cita en las embajadas: las solicitudes de protección de las mujeres afganas a las embajadas y organizaciones internacionales a menudo son rechazadas. Las mujeres que han perdido a sus familiares en los campos de batalla o que han sido víctimas directas de los talibanes, descubren con horror durante la tramitación de su petición que solo una persona de la familia obtendrá la visa para venir a España, mientras que el resto de la familia es rechazada. Esto provoca que muchas familias se queden divididas y atrapadas en una situación crítica en la que no tienen seguridad ni futuro.
  • Obtener una visa para Pakistán actualmente es muy cara: las mujeres afganas que buscan refugio deben recurrir al mercado negro para obtenerla, donde los precios son elevados y el acceso a la visa es prácticamente imposible para muchas mujeres afganas.
  • Llevan varios años viviendo en condiciones infrahumanas y han sufrido la muerte o prisión ilegal de sus familiares: muchas de las mujeres afganas han perdido a sus esposos o a sus padres en combates o han sido capturadas por los talibanes, y viven en condiciones extremas y sin acceso a derechos básicos. A pesar de ello denuncian que en muchos casos sus solicitudes son rechazadas.
  • Necesidad de más apoyo: las mujeres afganas están viviendo bajo circunstancias extremadamente difíciles y necesitan urgentemente apoyo internacional. Muchas de ellas han sido gravemente afectadas por la guerra, la violencia, la discriminación de género y las duras leyes impuestas por los talibanes. Muchas mujeres han sido asesinadas o están en prisión. Estas mujeres deben recibir apoyo en términos de derechos humanos y asistencia humanitaria para recuperar su seguridad, libertad y derechos.

Sus testimonios conmovieron al público y reforzaron la importancia de mantener la presión sobre los gobiernos y las organizaciones de derechos humanos para abrir vías seguras de petición de ayuda.

Un cierre cargado de esperanza y de compromiso

Lo relatado no es solo un problema interno de Afganistán, sino un problema global que requiere respuestas serias y efectivas por parte de la comunidad mundial, puesto que los millones de niñas y niños que están viviendo estas situaciones y que corren el riesgo de normalizar la violencia y represión sistemática contra las mujeres, algún día saldrán a otros países cercanos exportando lo que han sufrido en sus propias vidas. Sin embargo hay espacio para la esperanza si, a través del conocimiento de lo que está ocurriendo, se adopta, con determinada determinación, la decisión de entidades internacionales y gobiernos de cambiar la situación. Desde Netwomening no vamos a parar de apoyar y acompañar a las mujeres que siguen allí y a las que han conseguido llegar a España, para que ellas a su vez sean un día la palanca del cambio en su país.

Netwomening agradece a todas las participantes y asistentes por hacer de este evento un espacio de aprendizaje, inspiración y acción. Seguiremos trabajando para conectar, visibilizar y fortalecer el liderazgo femenino en todos los ámbitos. ¡Nos vemos en el próximo encuentro!

 

 

 

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